miércoles, 1 de noviembre de 2017

EL ZOO DE BUENOS AIRES

El Zoo de Buenos Aires: su cierre y el destino de los animales





Desde hace ya muchos años se viene hablando del traslado del zoológico, debido al evidente hacinamiento de las especies que mal conviven en reducidos e insalubres espacios, pero todo quedó para tiempos futuros sin concretarse nunca.
Ahora se habla de modernizar el histórico “paseo”, del que quienes peinamos canas guardamos recuerdos, al menos de nuestra infancia.
En la actual “era del PRO” devenida actualmente en “Cambiemos”, o “Vamos Juntos”, se resolvió convertir al particular paseo en un “Ecoparque”, del que no trascendieron demasiadas especificaciones.
Si bien el proyecto tiene una duración total de, al menos, seis años, se espera que reabra en dos. En paralelo continuarán los lentísimos traslados de los animales que puedan ser llevados a santuarios y reservas para liberarlos del cautiverio, en una sucesión con dudas de cuándo puede culminar.
Tampoco se sabe con exactitud qué animales quedarán a futuro.
Las primeras obras serían en los dos extremos del predio, con el objetivo de crear más espacios verdes y recuperar edificios de valor histórico, que albergarán actividades culturales, de investigación y consumo responsable, comenzando sobre la avenida del Libertador y frente a la plaza Italia, donde hay menos concentración de ejemplares. 
El Zoo estaba habitado por casi 1.300 ejemplares. Aquellos a los que no se pueda trasladar, se los reubicará dentro del predio mientras se realicen las obras. Esta primera etapa también prevé mejoras en los recintos de los animales, y cada pliego de obra tiene un anexo sobre bienestar animal, cosa que parece no haber cambiado demasiado en los últimos tiempos.
Mientras se ejecuten estas obras el ingreso al parque estará restringido para el público en general, aunque se mantendrán visitas guiadas para organizaciones de la sociedad civil.
Tras el proyecto de la reforma, el espacio tendrá 12 hectáreas (65% del total) de acceso gratuito y dejará atrás el viejo paradigma de mantener animales exóticos en cautiverio en plena ciudad como entretenimiento de los niños. En cambio, dará paso a un ámbito que busque preservar ciertas especies y genere conciencia desde la educación.
Es de destacar el alto costo que hasta el momento debían abonar quienes ingresaban al predio y poco se sabe qué ocurrirá a futuro.
El objetivo es que los ejemplares se reduzcan a solo 350 animales, representantes de 50 especies autóctonas, que estarían distribuidos según los ambientes naturales de cada región argentina.
En una palabra, como en muchos proyectos de la administración local, al no haber un proyecto claro se utiliza aquello de “se hace camino al andar”. 

                                                               Marta Romero









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