miércoles, 3 de mayo de 2017

ECUADOR: ...Y EN ESO GANÓ LENIN...



Y un día ganó Lenin

 






La ola arrasadora de la derecha neoliberal que venía derramándose por América latina, finalmente encontró su dique en las alturas ecuatorianas, donde Lenin Moreno derrotó claramente a su rival y permitirá que la Revolución Ciudadana que encarnó hasta aquí el presidente Correa siga adelante.
Las denuncias de fraude del banquero Lasso no tuvieron eco ni en sus propios aliados, por lo que el nuevo presidente ecuatoriano fue aceptado rápidamente por toda la comunidad internacional, que tiene sus ojos puestos más en la tensión mundial que se incrementa día a día que en nuestro continente.
Así, la derecha latinoamericana se perdió de sumar una pieza a su colección, aunque sigue pendiente de lo que pasa en Venezuela, donde Maduro resiste una ofensiva cada vez más violenta y coordinada. Aún así no las tienen todas consigo los neoliberales, ya que las denuncias de corrupción en Brasil principal arma para lograr el retroceso del PT ahora se vuelven como un boomerang sobre las cabezas de Temer y sus secuaces, que no pueden explicar quiénes financiaron sus campañas electorales.
En Ecuador, la eficaz y consecuente Revolución Ciudadana pudo sostener sus logros en la memoria del pueblo, que el constante embate mediático no pudo diluir. Fueron 10 años de un gobierno que le dio dignidad al país gracias a los avances económicos y sociales, que a diferencia de sus vecinos peruanos, fueron de la mano y no disociados. Hábilmente Correa no buscó una incierta reelección que demandaba otra reforma constitucional, y prefirió preparar y respaldar a un sucesor que continuara con su obra.
Y llega ahora Lenin Moreno con el antecedente de un presidente que puso a la soberanía como horizonte y que con ese pensamiento logró el desmantelamiento de la base militar norteamericana de Manta, redujo la influencia del siempre decisivo embajador norteamericano y mantuvo a rajatabla el asilo a Julián Assange en la embajada ecuatoriana en Londres.
Ahora no la tendrá fácil el nuevo presidente. El viento sopla en contra de las naciones sudamericanas y el mundo parece encaminarse a una carrera armamentística de final incierto. La unidad de nuestro continente es socavada permanentemente por los gobiernos de derecha que prefieren alinearse a poderes mundiales más allá de nuestras fronteras, pero el cambio de mando en la Casa Blanca puede dejarlos sin puerto seguro y abre interrogantes sobre un final que parecía cantado en contra de las democracias latinoamericanas.

                                                              Pablo Salcito







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