jueves, 1 de diciembre de 2016

Donald Trump

Trump desnudó la decadencia del imperio americano







Finalmente, el candidato republicano se quedó con las llaves de la Casa Blanca ante el pavor de gran parte de la prensa mundial, que enciende las luces de alerta ante la llegada de un proto fascista como Donald Trump. Cualquier recién llegado a las arenas internacionales le daría las condolencias a la candidata derrotada del “progresismo”, Hillary Clinton, sin darse cuenta que la mayoría de lo que pronostican sobre las medidas que tomará Trump, ya las llevó adelante el gobierno demócrata saliente.
Ocupados en adelantar las catástrofes que se vienen, los analistas internacionales evitaron durante la campaña electoral hablar del deterioro general de Estados Unidos, que llevó a que sus electores prefieran afrontar el riesgo Trump antes que mantener una situación que los llevaba inevitablemente a un colapso. Los trabajadores norteamericanos vieron en estos años cómo desaparecieron muchos puestos de trabajo por culpa de las empresas que levantaron sus sedes y las trasladaron a otros países, donde el costo laboral es mucho más barato gracias a los tratados de libre comercio firmados por los sucesivos gobiernos demócratas.
Tampoco la arena internacional le dio alegrías a los norteamericanos. La Casa Blanca promovió conflictos en todo Medio Oriente, fabricó de la nada una maquinaria terrorista como la de ISIS y promovió el asesinato del líder Kadafi en Libia. A pesar del gasto en recursos económicos y pérdida de vidas humanas, no logró que se cumpliera ninguno de los objetivos trazados por la dirigencia norteamericana, por el contrario, se fortaleció, como contraparte, la figura del mandatario ruso Vladimir Putin.
En el campo de los derechos humanos, los demócratas no son mucho mejores que Trump. Pese a las promesas de Obama, la cárcel de Guantánamo sigue siendo un pozo cloacal maloliente que no muestra señales de que pueda ser desmantelado en el corto o mediano plazo. Además, pese a su discurso progresista, la administración demócrata no dejó nunca de deportar indocumentados, y mucho menos demolió ese muro que ya existe en la frontera con México y que se supone será ampliado por Trump.
No pretendemos abrir ningún tipo de crédito a un presidente caricaturesco como Donald Trump, pero desde él vemos la posible desactivación del Tratado Transpacífico, es la primera noticia positiva para nuestra región en muchos meses. Sabemos que el complejo militar industrial no dejará de ejercer su poder de lobby para que el gasto armamentista no decrezca, pero el escenario cambió y se tornó imprevisible, por lo que habrá que otear el horizonte sin descanso.


                                                                         Pablo Salcito







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