viernes, 1 de agosto de 2014

"CAE LA NOCHE EN BUCAREST"



CINE: “Cae la noche en Bucarest”

Otra  manera de ver el mundo


 Rumania/Francia, 2013.)
Dirección y guión: Corneliu Porumboiu.
Fotografía: Tudor Mircea.
Montaje: Dana Bunescu.
Diseño de producción: Mihaela Poenaru.
Duración: 89 minutos.
Intérpretes: Bogdan Dumitrache, Diana Avramut, Mihaela Sirbu, Alexandru Papadopol, Gabriela Cretan, Lucian Iftime

                             Desde su tercer  film  Corneliu Porumboiu, incursiona en   una   diminuta pero  delicada comedia, en la que la circulación del dúo central y un puñado de personajes secundarios acaba construyendo un sutil entramado de voces, rostros, ideas y sensaciones.  En un formato en vías de extinción  (35mm), para abrir paso al DVD.
                                Luego de la breve y ascética secuencia de títulos, Dumitrache), muestra a su personaje principal  manejando su auto en compañía de una de las actrices de reparto de su película, Alina (notable presencia de la debutante Diana Avramut).
                            La conversación gira alrededor de un posible desnudo, que no llega nuca  a consumarse en  una escusa. Marca otra manera  de hacer cine, taol vez poco comprensible,  organiza en  sus 89 minutos de duración en una serie de 17 planos-secuencia –es decir, sin corte de montaje–, a un promedio de cinco minutos cada uno de ellos.
                           De la noche a la mañana alguien muy seguro de sí mismo a encarnar a un protagonista lleno de dudas y conflictos es apenas una de las apariencias que el film irá  descubriendo, en gran medida, lo hace gracias a una puesta de cámara y un ritmo narrativo mentirosamente funcionales, tan complejos como sus personajes, casi geométricos en la repetición de situaciones semejantes, atentos a los detalles dentro del plano y a lo que permanece temporal o permanentemente fuera de él.
                         El segundo de los planos-secuencia del film encuentra a Paul (El protagonista) en la cocina de su casa, cancelando el rodaje de esa jornada debido a un dolor de estómago que podría tener como origen una úlcera o una gastritis. También podría tratarse de un pequeño embuste a su productora, Magda, quien se revela eventualmente como un incansable sabueso dispuesto a encontrar pistas que demuestren la culpabilidad del sospechoso.
                      Paul pasará gran parte del día con Alina, con la cual ha comenzado a mantener una relación sentimental. Una que es el punto de partida, como se verá, de otras mentiras y verdades a medias, algunas de ellas considerables, la mayoría microscópica, inducida por el uso del lenguaje o la gestualidad.
Como ocurría en la ópera prima de Porumboiu, Cae la noche en Bucarest también transcurre durante un intervalo temporal preciso, en este caso poco más de veinticuatro horas, durante el alto en el rodaje del film dentro del film. En ese lapso, Paul y Alina conversan, tienen sexo, ensayan una escena particularmente dura de roer (pero silenciosa, en las antípodas del histrionismo), almuerzan y cenan, fuman, andan en auto, discuten.
                                   Porumboiu es uno de los grandes cineastas rumanos y un obvio referente cuando se habla de la renovación del cine de su país. Con Cae la noche en Bucarest (cuyo enigmático título alternativo, Metabolismo, ha sido eliminado para el estreno local.
                                      Cae la noche en Bucarest puede ser vista  como una comedia diminuta y delicada, en la que la circulación del dúo central y un puñado de personajes secundarios acaba construyendo un sutil entramado de voces, rostros, ideas y sensaciones. En él, el humor está agazapado, a la espera, ajeno a usos y costumbres.
No hay un gran “tema” en la película, no hay situaciones fuera de lo común. Mucho menos un “conflicto” según los manuales del buen guionista profesional. Apenas un retrato de seres y cosas, un muestrario de momentos y situaciones. Eso le alcanza y sobra a Porumboiu para construir una película de enorme sofisticación, elegancia y sutileza.

                                                                                                       Marta Romero




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