domingo, 15 de junio de 2014

DÍA DEL PADRE

Feliz Día del Padre ¡¡¡¡¡                             
 
PERFUME DE NOSTALGIA
                                                        a mi padre
 
Era otoño
el patio se cubría de violetas.

Recuerdo los silencios,
tu voz era un canto de coraje,
el sombrero acariciaba el verde de los  ojos,
que podían mirar más allá de la luz

Protegiste mi noche destemplada
entre los colores de la lluvia.
Fue en una siesta de infinita travesura
aquel reto poblado de caricias.

Padre
joven aún,
se apropió la muerte de tu hombría, 
yo dejaba al niño en la vereda
en un túnel devorado de congoja.,

Sin embargo,
Padre,
después sucedió todo,
casi todo,
crecí con el esplendor y con la sombra,
con las luchas, las treguas,
con banderas y diluvios.

Amé,
amé los pájaros y el aire,
amé los árboles y el viento,
no hubo rincones que no haya amado.

Todavía conservo la pasión,
la furia,
las bellas esquinas de la infancia
 
Debo decirte,
Padre,
las cosas no fueron
tal cual las mostrabas cuando nacían los sueños.

El mundo ha cambiado,
la gente se pierde
con un rictus de pena y mirada de asombro.

Los niños no juegan,
no patean jardines entre parras ocultas,
ni acarician las uvas en la arena.

Los ríos y los mares se inundaron de barro,

Vida y muerte
son monedas en ascenso de valores confusos.

Aquí estoy,
Padre,
con el mástil al hombro,
sin manchas ni fronteras quebradas.

¡Cuánto duelen los astros!

Padre,
Honré tu memoria con trabajo
con rosas y vientos en los brazos del alba,.

conservo los olores de manteca en la cama,
el carbón encendido en las mañanas
los chicos rondando macetas y baldosas.

Padre es tarde, muy tarde,
beben los jilgueros detrás de la ventana
y dejan un sonido de nostalgia..
La paz de este refugio balbucea recuerdos.

Debo decirte,
ya no hay niños en la casa.

Otra imagen transita los licores
despierta al son de una música distinta
bailan compases de esperanza
enhebrando palomas,
glosando colores en las nubes
donde comparto las ráfagas y el vuelo.

Camino las arrugas de la noche,
pero este poema no concluye

Todavía conservo la carnadura inagotable
                                            de tu ausencia.
 
                                                  
                                              Norberto Barleand




 
 
 

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