domingo, 3 de noviembre de 2013

PRIMERA PAGINA EDITORIAL Nº 223 DE NOVIEMBRE 2013


EDITORIAL: 






La enfermedad de la Presidenta coincidió con las elecciones legislativas de medio término del 27 de octubre, las cuales fueron tomadas desde las usinas mediáticas como un ensayo general de elecciones presidenciales anticipadas.

Se instaló así un nivel de agresividad y virulencia pocas veces visto en la historia de las campañas políticas, inspirado por ciertos candidatos opositores que devalúan al máximo la acción de gobierno en los últimos años, la que se incrementó a partir del segundo mandato de Cristina Kirchner.

Los mismos personajes que fueron testigos silenciosos o apoyaron las políticas neoliberales vaciadoras, liquidadoras, endeudadoras, represivas y de recorte de conquistas sociales de los gobiernos de Menem, De La Rúa y Duhalde, hoy critican las estatizaciones, el desendeudamiento, las políticas de inclusión y de derechos humanos del Gobierno Nacional. Quienes callaron frente a la entrega del patrimonio nacional, la soberanía política y hasta la soberanía jurídica frente a las trasnacionales, pretenden ahora constituirse en custodios de los valores democráticos y en salvadores de la patria.

Sin proyectos concretos en el orden local, y mucho menos en el orden internacional, blindados por la corporación mediática, vociferan insultos y practican denuncias infundadas de presuntos ilícitos, sin pruebas y sin concretar la correspondiente denuncia judicial.

Instalan la mentira, la infamia y el insulto, amparados por ciertos medios que se suman al coro descalificador y desestabilizador, ocultando el verdadero fin, que es proteger las haciendas de los sectores poderosos de aquellos que gobernaron desde las sombras frente a los nombrados presidentes, débiles y dóciles a la penetración extranjerizante y destructora de la industria nacional.

Todo vale en una cancha embarrada previamente para que la zancadilla surja efecto a la hora del empujón final y el zarpazo definitivo, el que pretenden aplicar como broche de oro a su larga campaña de infundios y de intrigas. Se llegó así al absurdo de instalar dos nuevos “síndromes” aplicables a la presidenta; el de “hubris” (hibris o hybris) y el de “Moria”, recogidos internacionalmente con predispuesta malicia. Son las mil caras de las telarañas del Imperio que trata de dominar el mundo.

Sin embargo son muchas las voces que se alzan frente a ellas, como la de los Curas en la Opción por los Pobres, que salieron a denunciar la bajeza y la infamia. Estos sacerdotes afirman que no renunciaron a las enseñanzas del Concilio Vaticano II: “No imaginamos ni queremos un proyecto que no pretenda ser cada vez más inclusivo, en el que los pobres sean no solamente destinatarios de buenas políticas sino verdaderos protagonistas… recordar las consecuencias funestas del neoliberalismo de los 90, continuación de lo empezado en la dictadura cívico-militar”. Las palabras alertan sobre los intentos “visibles o encubiertos” que intentan regresar a esa “noche oscura”

El documento reconoce y resalta los logros en materia social, pero es además una declaración para profundizar el camino pues habla de “la necesidad de una más justa distribución de la renta y la movilidad social ascendente que siga disminuyendo los niveles de pobreza, como también la incidencia negativa del empleo no registrado…”.

 Aseguran que en las campañas electorales “muchos candidatos y candidatas intentan convencer al público que resolverán todos los problemas” pero “son en realidad globos inflados sin sustancia o sin proyecto visible y público”. En ese sentido, invitan a distinguir entre las propuestas y los “slogans pegadizos y agradables a los oídos pero vacíos de contenido”, como cuando se habla livianamente de la “inseguridad” o de “la plata de los jubilados”.

Finalmente recuerdan que estas elecciones definen cargos legislativos y no ejecutivos, por lo que “debemos exigir como ciudadanos que los candidatos propuestos digan clara y explícitamente qué van a hacer, cómo lo van a hacer y con qué recursos, y que escuchando atentamente sepamos elegir la propuesta que según nuestro criterio, mejor defienda a los pobres”.

El pueblo argentino no mastica más el vidrio que le convidan. Ya se quitó la venda que le ocultaba la realidad, desconfía, piensa y difícilmente continúe siendo presa fácil del engaño.

 Estas elecciones del 27 de octubre pasado no cambiaron la relación de fuerzas en el Parlamento. Y los agoreros de la desestabilización, que hablan “de lo nuevo” pese a ciertos logros puntuales, extendidos en distintas provincias y por diferentes fuerzas, deberán esperar hasta el 2015 “para probar suerte” y pergeñar estrategias y tácticas que les den mejores frutos, claro que éstos no serán precisamente en beneficio de los sectores más humildes. Así las cosas y así se presenta el futuro abierto.



Hasta la próxima




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