viernes, 3 de mayo de 2013

NELLY PANIZA









Recordando a una estupenda actriz



–Nelly, ¿cuándo se sintió atraída por el arte?

–A los 6 años estudiaba piano y canto, seguí en el Conservatorio de Música y Arte Escénico. Allí tuve como profesor a Don Antonio Cunil Cabanillas, quien con el tiempo sería mi director teatral en muchas oportunidades. Me recibí de profesora de canto, mi registro es soprano lírica y mezzo soprano. Comencé en teatros independientes. Nos involucramos no sólo en la actuación, también en los decorados, vestuarios, etc. En aquellos años por la obra Así es la vida recibimos un hermoso premio, que aún hoy recuerdo, me sirvió como gran estímulo para desarrollar con más fuerza mi vocación.

Sus actuaciones en el teatro incluyen las siguientes obras: Hipocampo, Un ángel llamado Pérez, Un amigo para Lolita, Mamá ternura, Te casarás Gaspar, Mi querido Carlos, Canallita pero simpático, Papá ternura, El señor está servido, Mi marido rompió el chupete, Rabanitos para el desayuno, El canto de la cigarra, Será virgen mi marido, Bajo la garra, Pimienta, Atiendo viudas y otras, en total 47 títulos.

En el cine protagonizó: Dock Sud, Mercado negro, Esta noche mejor no, Sucedió en Buenos Aires, El hombre que debía una muerte, Ensayo final, El último perro, Surcos en el mar, Un italiano en la Argentina (con Vittorio Gassman), El hombre que hizo el milagro, Campo arado, El barro humano, Mujeres casadas, Cada amor tiene su aquel, Los mochileros, Así es Buenos Aires, y muchas otras, que totalizan 53 filmes.

–¿Qué recuerdo tiene del gran Narciso Ibáñez Menta?

–¡Un grande! Junto a él actué en El carro de la basura en teatro, y en televisión en Ceremonia secreta de Marco Denevi, que obtuvo el Premio Nacional de Cultura con su dirección.

Fueron sus grandes compañeros del cine y teatro en décadas doradas artistas de talla  como Luis Sandrini, Mario Fortuna, Olinda Bozán, Enrique Serrano, Hugo del Carril, Nelly Meden, Alberto Closas, Amelia Bence, Zully Moreno, Mario Passano, Angel Magaña, Juan Carlos Mareco, Olga Zubarry, Ubaldo Martínez, Roberto Escalada, Carlos Cores, Enrique Muiño.

Recuerda del filme El diablo de vacaciones con Vittorio Gassman, que mientras filmaba junto al elenco, recorrió 30 países: Brasil, Sudáfrica, Estados Unidos, Australia y más. Esta película fue la primera en la historia del cine en que se dio la vuelta al mundo para realizarla.

En radio Splendid tuvo su propio programa; cantaba tangos y boleros y convocaba a invitados del espectáculo y público. En televisión participó en todos los canales, en comedias brillantes, dramas, clásicos y novelas.

Nos dice: “En La Boca se rodó una de mis películas preferidas, Dock Sud, filmada en sus calles, casas y lugares reproducidos en estudios. Tiene simpatía, emotividad y otros matices sentimentales, muestra la vida popular.”

“En aquel barrio se afincaron y dejaron sus huellas inmigrantes con sueños de progreso que eligieron esta tierra para criar a sus hijos. Seres humanos con quienes me vinculé y no los olvidaré, porque comprobé la importancia que le dieron a la palabra “amistad”.

Este filme Dock Sud se basa en el caso real de aquel tranvía lleno de obreros que cayó al Riachuelo. Un obrero no había tomado ese tranvía, por eso quedó en situación humilde, mientras los “deudos de las víctimas mejoraron su nivel gracias a los donativos”. Plantea una interesante circunstancia: la repentina abundancia de dinero cambia a los amigos y los afectos se olvidan. Hasta que una seria situación restablece los valores humanos y los buenos sentimientos de la gente humilde vuelven a surgir.

Cuenta que en el Teatro de la Ribera –precisamente en La Boca– “actué junto a Juan Carlos Thorry, María Concepción César y Jorge Barreiro. Mientras estuve allí, me pareció estar en una pequeña ciudad dentro de una gran ciudad, ir por esas calles fue “volver a vivir” mi personaje de Dock Sud.

Además me siento orgullosa de la obra de Quinquela Martín y del reconocimiento mundial que se le brinda. Son muchos los turistas que vienen a conocer el origen de los lugares que inspiraron las telas del maestro.”

Esta nota, hecha café de por medio en su casa de Vicente López un par de años antes de que partiera, tiene valor de homenaje a quien reveló en su carrera talento, temple y sensibilidad.

Natan Blum


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