viernes, 3 de mayo de 2013

ESPACIOS VERDES Y CEMENTO ARMADO



 PLAZAS DE CEMENTO ARMADO


 HOUSSAY: PROTOTIPO DE PLAZA DE CEMENTO



Existen dos concepciones de proyectar espacios verdes, especialmente en nuestra ciudad. La primera es la clásica plaza en la que el pasto, el árbol y el arbusto son las partes principales, para que realmente se considere como plaza.

Sin embargo desde hace algún tiempo, y especialmente durante los gobiernos militares de facto, y también de aquellos que adhieren a proyectos liberales, se da prioridad en la contextura de una plaza al cemento armado. No simplemente en senderos, sino en amplios sectores, con pisos  hormigonados, que en muchos casos superan el 50% de la superficie total.

En nuestro barrio hay muestras suficientes: la Plaza Bernardo Houssay es el modelo más burdo de plaza, su traza  fue el magro resultado de internar una playa subterránea en su seno, lo cual lógicamente impide la plantación de grandes árboles. Así, la plaza posee una serie de escalones y desniveles que permiten el acceso de vehículos por la calle Uriburu y por la Avenida Córdoba, con la intención de facilitar en todo lo posible el tránsito de ambas arterias.

Una buena parte de su superficie fue hecha de cemento, con diseños de círculos concéntricos realizados con ladrillo. Luego de una reforma efectuada en 2007, la plaza perdió estos círculos de ladrillo característicos, al ser revestidos de cemento liso los caminos y espacios abiertos que tenía.

No es el único caso, en  la propia Plaza Miserere el cemento ocupa las dos terceras partes. La Velasco Ibarra tiene una alta proporción de cemento, al igual que las recientemente reinauguradas plazas Primero de Mayo y González Tuñón.

Hoy vemos cómo están remodelando la Plaza Fumarola. No paran de descargar hierros, cemento, arena y maderas para encofrado. Gran parte de los adoquines fueron removidos y por lo que se ve entre las rendijas del vallado, poco o nada va a quedar de verde.

Las últimas inundaciones demostraron el grave problema de escurrimiento en la ciudad, y paralelamente el gran déficit de espacios verdes, que en nuestros barrios de Balvanera y Almagro  se agudiza.

En la ciudad se suprimió el adoquinado en un 85%, y se lo reemplazó por asfalto y cemento, lo que impide también otra vía de escurrimiento del agua de lluvia. A ello se suma una inadecuada red cloacal que data de más de 50 años.

También colapsan las redes de agua y luz por falta de inversiones, lo que provoca extensos cortes de energía.

Al paso que vamos, y al ritmo de las nuevas construcciones, marchamos a breve plazo a una crisis total. Ya hay sectores con escases de agua, debido a que las bombas elevadoras de las grandes construcciones la sustraen de las construcciones bajas. Todo un gran problema.

Pero el fondo de la cuestión es la inversión en infraestructura y la planificación global, para definir qué ciudad queremos para nuestros hijos y nietos.

¡De nada vale  después llorar sobre la leche derramada!





                                                                                                       Consejo de Redacción



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