viernes, 3 de mayo de 2013

EL CAMBIO CLIMÁTICO



¡AHORA, ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO!





          Ante las catástrofes que nos impone el cambio climático, las autoridades y los líderes políticos del modelo nacional, popular y democrático de nuestra Latinoamérica deben dejar de lado las actitudes elusivas y exigir de los países desarrollados soluciones del tipo de las plasmadas en el Documento final de la Cumbre de Jefes de Estado Río+20, documento titulado “El futuro que queremos”.

          De ser preciso esos líderes deben volver la mirada hacia los científicos que, armados de un fenomenal arsenal tecnológico, tienen las soluciones necesarias. Los científicos hablan de mitigación cuando examinan medios idóneos para remover las causas del Calentamiento Global, y hablan de adaptación al cambio climático cuando se refieren a las medidas apropiadas para aliviar sus efectos.

          Puesto que la mitigación no llegará a revertir pronto el cambio climático (se ha logrado consenso mundial para limitar las emisiones de gases de “efecto invernadero” para el año 2020, sin fijar hitos de control), una política inteligente de adaptación al Cambio Climático sería encarar obras que permitan evitar las pérdidas materiales (y sobre todo, la de vidas humanas) usando para ello los recursos económicos ahorrados como consecuencia de las catástrofes evitadas.

          El factor dominante en la solución de los problemas que nos plantea el cambio climático es entonces el de los recursos financieros –no ya económicos– que se requieren. ¿Qué países los entregarán? Contestan los emergentes que serán los países ricos, que causaron con sus exageradas emisiones el efecto invernadero, y que incluyen a China. ¡Pero ahora, el 50 % de las emisiones provienen de los emergentes!, contestan los llamados desarrollados. Y aquí se atascó la solución.

          Afortunadamente la urgente adopción de medidas tiene consenso mundial. La crisis económica que los países ricos viven desde el año 2008 los inhiben de ser todo lo generosos que debían ser, y los déficits de Derechos Humanos en materia de educación, salud y vivienda de los emergentes les impiden ser los que se hagan cargo del cambio de matriz energética, aún en Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela, los más ricos entre los pobres de Latinoamérica.

 Esto ha causado que todos estén negociando una solución –o varias– que conformen al interés común, porque aún tratándose de dinero es posible y viable un acuerdo. Queremos creer que sí.

          Nuestro país reúne varias condiciones para representar a los emergentes de la región, a saber: es uno de los de más fuerte industria, con menos pobreza, con más educación, salud y vivienda. Sin embargo, las desigualdades económicas entre las provincias, el hecho de estar gobernadas por opositores, además de la inconciencia rayana en la estupidez de cierto líder de una zona excepcionalmente rica como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires devienen más dañinas estas catástrofes, cuando se hace caso omiso de las advertencias.

Valgan como ejemplo lo que expuso Vicente Barros, el eminente meteorólogo y copresidente del IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), que les advirtió en un artículo de Página 12, titulado “El diluvio que viene” el 29 de agosto del 2012, sobre la necesidad de realizar obras de infraestructura tales como canales aliviadores.

          Debieran ciertos dirigentes actualmente en puestos de responsabilidad de los tres poderes del gobierno de la C.A.B.A. recapacitar, dejar de lado lealtades políticas, e imponer al Jefe de Gobierno actual una posición meramente decorativa hasta el fin de su mandato, para evitar que se victimice y que especule con el olvido, con vistas al 2015. Asimismo debieran estudiar en qué se gasta el dinero de los contribuyentes, el de las partidas sub-ejecutadas, el del endeudamiento y la mezquindad de los salarios docentes.

          Además del necesario Sistema de Emergencias y de un Plan de Contingencias en la C.A.B.A. se debieran considerar las siguientes obras:

  • - Triplicar el entubado del arroyo Maldonado;
  • - Estudiar las necesarias en el cauce del arroyo Vega;
  • - Mejorar el escurrimiento del arroyo Medrano;
  • - Resolver de una vez por todas la disposición de la basura.

Estas, además de otras que provengan de los vecinos, por vía de las Juntas Comunales y Consejos Consultivos de las Comunas más perjudicadas, son las obras más urgentes.

Volviendo al cambio climático, resulta oportuna una mención. El ex presidente de Cuba, Fidel Castro Ruz –con quien se puede discrepar, combatirlo, pero no ignorarlo–en una de sus Reflexiones, “La marcha atrás al abismo” publicada el 2 de enero de 2011, manifestó en un anticipo genial que los dos mayores peligros que acechaban a todos los pueblos del planeta eran la guerra nuclear y el cambio climático. Los acontecimientos de esta hora le otorgan la razón, al converger una serie de catástrofes climáticas mundiales con las amenazas nucleares como la de Corea del Norte frente a los Estados Unidos.

          Yo soy optimista, creo que el bien de la gente se impondrá. Superados por esos dos peligros que mencionaba Fidel, hay en nuestro tiempo intelectuales y sindicalistas prominentes que creen que la amenaza es el reverdecer de los partidos y organizaciones neofascistas y los francamente nazis. Yo sostengo lo contrario y me baso en razones filosóficas como “La historia se da una vez como tragedia y otra como comedia” (Carlos Marx) y “Nadie se baña dos veces en el mismo río” (Heráclito de Efeso).

También me apoyo en datos de la realidad: las diversas fracciones sindicales de una misma especialidad y sus confederaciones generales actúan unificadamente en las luchas de los trabajadores; las fuerzas de “centro” no están asustadas más que por la profunda crisis económica; la izquierda progresa elección tras elección, la condena política y moral al Holocausto que hace repugnante su antisemitismo y finalmente –pero no menos importante– el nuevo Papa Francisco que simpatiza más con los progresos de Latinoamérica que el Papa Pío IX en la época del ascenso al poder del fascismo europeo. Pío XI y su Delfín el Cardenal Pacelli (futuro Pío XII), ellos simpatizaban con las fuerzas del “Nuevo Orden”.



                                             Ingeniero Ernesto Leikis






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