miércoles, 2 de enero de 2013

PLAZA FUMAROLA:



 BARAJAR Y DAR DE NUEVO

 

LA PLACITA CERCADA

 

           Como en el juego de naipes, así piensan dirimir el futuro de la placita del barrio construida por los vecinos y que lleva el nombre del militante asesinado por la Triple A  Julio César Fumarola.
Dos grandes cartelones en ambos accesos, anuncian su inminente reconstrucción, por la nada módica suma de casi $ 1.200.000. En el vecindario surge con razón la pregunta: ¿Hace falta tanto dinero “para poner en valor” –como gustan expresar  las autoridades locales–, una plaza de las pequeñas dimensiones como es la ésta?
Qué haría falta: dos o tres árboles más, un nuevo juego, dotarla del agua de riego y acondicionar la pequeña canchita multiuso. Para eso no se necesitan más de un millón de pesos, se puede hacer con menos de la mitad y aun sobra dinero.
¿Qué hay entonces en esta licitación, realizada a espaldas de la Comuna, que es el organismo que entiende a materia de espacios verdes del barrio?
Lo que sí hace falta es un adecuado mantenimiento diario, limpieza, apertura y cierre del predio así como que reglamenten el ingreso de perros, para los que hay un canil, que no se usa.
Es necesario que el Gobierno local le clarifique al vecindario y a sus instituciones vecinales el por qué de tan abultado monto para llevar a cabo las refacciones. El barrio quiere saber de qué se trata, ya que las obras se hacen con el dinero de los impuestos que pagan y que no son poca cosa, a los que  ahora se  suma un impuestazo del ABL.
Es preciso controlar y preservar los dineros públicos locales ya que hay muchas otras insuficiencias que deben repararse en la zona, como ser centenares de veredas rotas, falta de rampas en las esquinas, arbolado urbano, iluminación y, por sobre todo, que mejore la limpieza ya que al momento es más que deficiente. Los vecinos pensamos que la cuestión no es “barajar y dar de nuevo”, sino hacer los arreglos necesarios sin tanta pompa publicitaria. Y que tal renovación sea realmente efectiva y coloque a la placita en el estado óptimo que debe estar para el uso del barrio.
Así sería justicia, lo contrario  encubriría otros fines ajenos a la obra que hoy se pretende realizar.
 Algo más, los carteles hablan de 90 días, que no es un plazo corto. Pero como los plazos no se cumplen, se suma otra fuente de preocupación para los vecinos, ya que en  otra plaza del barrio, la “Primero de Mayo”, el gobierno no respetó el plazo establecido para su terminación.

                                                                                            Consejo de Redacción

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