sábado, 4 de diciembre de 2010

PRIMERA PAGINA N 191


EDITORIAL Nº 191 (diciembre 2010)


Cuando creyó que se moría,
un amigo, me contó
que él era culpable de los siete pecados capitales.
Avaricia, envidia, gula, lujuria, pereza,
soberbia, ira.

Jamás me confesé, dijo. - Yo no quería
que el cura gozara más que yo
con mis pecados y por avaricia, me los guardé.
No confesé que me daban envidia las moscas que podían
volar bajo la pollera de esa mujer.
Gula, si, gula desde la primera vez que la vi,
el canibalismo no me pareció tan mal,
por lujuria o rayos X
yo siempre la veía desnuda,
como desnuda se ve la espada a pesar de la vaina.
Meterme en ella era lo único que no me daba pereza,
fuera de ella yo andaba,
desganado, asueñado, como bicho fumigado,
me arrastraba sin rumbo, ni tumbo.
Y en ella estuve
más entrando que saliendo.
Hasta que cometí la soberbia
de creer que ella era yo
y una noche, loco de ira
rompí a golpes ese espejo.


Eduardo Galeano
(Montevideo, Uruguay, 3 de septiembre de 1940)


Llegamos una vez más al último mes del año, “el mes de las fiestas”, en el sentir popular, cuando la mujer y el hombre postergan aunque sea por un momento su egoísmo, y hasta se atreven a confesar alguno de los siete pecados capitales cometidos durante el año.

Partiendo de que la mujer a que se refiere Galeano es simbólicamente “La Patria”, caben algunas reflexiones antes de que a quienes les quepa rompan el espejo que tienen frente suyo.

Precisamente en este 2010 que finaliza, muchas fueron las avaricias, la envidia, la gula, la lujuria, y no poca la pereza en admitir la soberbia y la ira desatada.

Iracundos hombres desencadenaron episodios de odio y avaricia. Todo comienza con el llamado conflicto del campo del año 2008, época en que se vivió “El grito de Alcorta” pero al revés, ni grito, ni rebelión, sino capricho y mezquindad de los que más tienen y más quieren, contra los que poco acumulan y mucho padecen.

¡Sólo repartir los sobrantes! -si la gula no es extrema-.

Además de la soberbia, la apropiación sin límites de las ganancias extraordinarias, que deterioró los campos, sembrando los destinados a carne y leche, con ese yuyo maldito de la soja que llenó los bolsillos de unos pocos y enflaqueció los de las mayorías, debido a los precios abultados por el fenómeno de la exportación.

Pero el año 2010 marca el límite de la gula lujuriosa, y la intolerancia política llevó al país al borde del caos. La mala política, protagonizada por mujeres y hombres que hieren de muerte a las democracias. No vale hacer nombres, todos los conocen y los medios hegemónicos se encargan de sobredimensionarlos.

Pero un hecho fortuito, la muerte de Néstor Kirchner, está revirtiendo la tendencia nefasta de los adoradores del diablo en plena misa, quienes sin atreverse a confesar, se enfrentarán al espejo de su conciencia.

Estos espejos mostrarán su verdadero rostro, y aunque intenten romperlo con ira, los marcará para siempre ante la vista de las mujeres y hombres de buena voluntad que habitan este suelo argentino, ¡que no son pocos! ni padecen de avaricia, envidia, gula, lujuria, pereza, soberbia ni ira.

A todos ellos, Primera Página les desea un apacible fin de año y un óptimo y más equitativo comienzo del 2011.


Hasta la próxima

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